LA NECESIDAD DE AGREMIACIÓN DE
LOS PSICÓLOGOS EN LATINOAMERICA
Rodrigo Mazo Zea
Secretario Ejecutivo para América del Sur de la SIP

Retomando las palabras de Rubén Ardila (1998), “La psicología en Latinoamérica debe mirar para adelante, y no hacia atrás. Ha de plantear su futuro y no quedarse fijada en el pasado. Pero una comprensión global  y detallada de su desarrollo histórico puede ayudar a entender su estado actual y a diseñar su porvenir”.  Desde esta perspectiva, el desarrollo de la psicología en los países de Latinoamérica esta ligado no sólo a la aparición y evolución de los programas de formación de psicólogos en las universidades, sino también de las agremiaciones y asociaciones que aportan a que la psicología se consolide como profesión en esta parte del continente.

Las primeras escuelas de Psicología en Suramérica aparecen entre los años 40 y 50 (Montero, 1993), con un gran posicionamiento de la profesión en la década de los 70.  El primer programa de Psicología de la región es el de la Universidad Nacional de Colombia, cuya acta de constitución se firmó en 1947, iniciando labores académicas en 1949. Luego aparecen programas en Cuba en la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva (1952), en Brasil en la Universidad de Sao Paulo (1953) y el programa de la Universidad Central de Venezuela (1954), como instituciones que marcaron el inicio de la Psicología académica en el continente. En la década de los 60 ya había programas de psicología en casi todos los países de Latinoamérica. (Vilanova& Di Doménico, 1999).

En 1951 se crea la Sociedad Interamericana de Psicología, SIP, como respuesta a la necesidad de generar espacios de encuentro de los “Científicos del la conducta”, dando cabida a profesionales y estudiantes para agremiarse en torno al desarrollo de la Psicología en las Américas.

También han ido apareciendo otras asociaciones, sociedades, redes, colegios y agrupaciones de carácter nacional e internacional, con el fin de convocar a los psicólogos en torno a objetivos comunes.  Esto ha permitido crear sentido de “agremiación” o colectividad entre los psicólogos, que aprovechan estos espacios para fortalecer lazos de unión que permitan el desarrollo de la profesión que a bien compartimos.

Son muy pocos los psicólogos que no pertenecen a alguna de estas colectividades, evidenciando la necesidad de convocatoria para el establecimiento de acciones mancomunadas en torno al desarrollo de la psicología. Sin embargo, asociaciones que se erigen como espacio de encuentro de los profesionales y estudiantes de psicología, no cuentan en muchos casos con la fuerza y posicionamiento que ameritan, dada la gran cantidad de psicólogos y alumnos inscritos en las facultades de nuestros países.

Para citar solo un caso, Colombia es el país que en este momento cuenta con mayor numero de miembros activos en la Sociedad Interamericana de Psicología. Este dato se muestra como coyuntural, dada la reciente realización del XXXIII Congreso Interamericano de Psicología en la ciudad de Medellín, que motivó la afiliación de un gran número de profesionales y estudiantes. La realidad es que al culminar el periodo de vigencia de su membresía, muchos de ellos no la renovarán, por no tener información clara o suficiente acerca de los beneficios de pertenecer a este gremio.

El compromiso es conjunto, e implica a toda la familia SIP.  Debemos generar estrategias para fortalecer la presencia de la Sociedad Interamericana de Psicología en los países de la región, e invitar a otras personas para que hagan parte de esta colectividad.

Ya con los representantes y delegados nacionales de la SIP en Suramérica estamos definiendo estrategias para lograrlo. La propuesta desde la presidencia de la Sociedad, denominada “10 para la SIP”, con la que se pretende que cada país aumente en al menos diez personas el número de miembros activos, debe convocarnos para aunar esfuerzos en torno a tan gallarda misión.  

La intención es hacer presencia en los países, tener proyectos nacionales y plurinacionales para el desarrollo de la Psicología, establecer convenios con otras instituciones y agremiaciones y sobre todo, generar opciones de encuentro e intercambio entre los estudiantes y profesionales de la psicología.  No es tarea de unos pocos, sino de todos quienes desde algún momento nos hemos comprometido con la causa SIP.

 

 

REFERENCIAS

Ardila, R. (1998). La Psicología en América Latina, Pasado, Presente y Futuro. Madrid: Siglo XXI Editores.

Ardila, R. (2004). La Psicología Latinoamérica: El primer medio siglo. En: Revista Interamericana de Psicología, Bogotá. V.38, No. 2.

Montero, M. (1993). Evolución y tendencias Actuales de la Psicología Social en América Latina.  En: Papeles del Psicólogo. No. 45.

Vilanova, A. & Di Doménico, C. (1999). La Psicología en el Cono Sur: Datos para una Historia. Mar del Plata, Argentina: Universidad Nacional de Mar del Plata.

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